Desperta Ferro Especial Nº XXI La Legión Romana (VI)
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Después de un largo período de inestabilidad política y militar que caracterizó buena parte del siglo III, la llegada de Diocleciano al poder en 284 y el establecimiento de un sistema de gobierno a cuatro, la Tetrarquía, otorgarían por fin el esperado aliento a un exhausto Imperio que había sufrido con dureza un desgaste interno sin precedentes. Un tiempo después, Constantino el Grande reconfiguraría las bases del ejército a partir de las anteriores reformas iniciadas durante la Tetrarquía, y se erigiría como la cabeza visible de un gran Imperio con un poderío militar impresionante, aunque a todas luces insuficiente a largo plazo. El siglo IV es un momento de grandes transformaciones en el ejército y de nuevas percepciones estratégicas que venían a sumarse a la no menos relevante cristianización de la sociedad romana y la incipiente barbarización de sus fuerzas armadas. Y la legión romana en el siglo IV deberá enfrentarse a unos desafíos, como las guerras civiles o los grandes enemigos del Imperio, que seguirán causando estragos.

La reordenación política y social del Imperio por Javier Arce (Université Lille 3)

El siglo IV es un período esencial de la historia del Imperio romano y, podría decirse, también de la de Europa. Afirmar esto no es ninguna exageración ni ningún tópico. La razón es sencilla: el siglo IV fue testigo de una transformación completa en el terreno de las creencias debido a la creciente y progresiva difusión del cristianismo en los distintos ámbitos sociales de las provincias del Imperio, de Oriente a Occidente. La difusión del cristianismo, que ya había comenzado anteriormente, se vio favorecida por la protección e impulso de los emperadores del período, desde Constantino en adelante –con algunas excepciones–. Una serie de leyes imperiales favorecían a los obispos y clérigos cristianos, concediéndoles inmunidad, privilegios y propiedades, y otorgándoles cada vez más poder e influencia; al mismo tiempo, se prohibían los sacrificios a los dioses y el culto pagano, aunque se respetaron los templos o edificios sacros. Acompañan a este artículo un cronograma con la sucesión de emperadores, augustos y césares y los principales acontecimientos políticos del período desde la Tetrarquía hasta la batalla de Adrianópolis. Así mismo, una soberbia reconstrucción del palacio de Diocleciano en Split, dibujado por el gran Jean-Claude Golvin, complementa el apoyo gráfico del artículo.

Las reformas de Diocleciano y Constantino y el nuevo modelo de Ejército por Philip Rance (Freie Universität Berlin)

Las reformas implementadas por Diocleciano (284-305) y Constantino (306-337) en el Ejército fueron un factor decisivo en la supervivencia del Bajo Imperio romano. Aunque algunas innovaciones específicas son atribuibles a estos dos emperadores, las medidas que introdujeron representaban la culminación de un desarrollo complejo y mal documentado cuyo origen e historia temprana no siempre es posible rastrear, como tampoco lo es el atribuir la responsabilidad a un gobernante concreto. Se incluye un cuadro resumen de la reestructuración del Ejército en unidades móviles (comitatenses) y unidades asignadas a las tareas de vigilancia y control de las fronteras (limitanei), además de un mapa a doble página con el despliegue de las legiones en la Tetrarquía, en torno al año 305.

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